WALTER PEÑALOZA
La vida del Amauta Peñaloza,
consagrada al estudio, la investigación, la enseñanza, la gestión educativa, el
asesoramiento y la publicación de sus obras es otro gran motivo de
investigación para la mayoría de los peruanos y latinoamericanos.
Lamentablemente, existe un
desconocimiento sobre el vasto legado educacional teórico y práctico del gran
Amauta, aún por sus mismos discípulos, quienes por diferentes retos que les ha
tocado afrontar, en su carrera profesional, no han tenido la oportunidad de
recuperar, repensar, sistematizar y difundir los planteamientos teóricos que,
durante la década del 50, permitieron forjar una generación de auténticos
educadores, no sólo profesores o maestros enseñantes, sino, como él decía, de “educadores,
vectores de la nacionalidad”, maestros en el verdadero sentido de la palabra,
ejemplos de vida.
Creemos que una de las razones
que explican la grave crisis educacional peruana y latinoamericana es la falta
de investigaciones sobre los aportes de nuestros grandes maestros, y la
tendencia de creer que la solución nos la tienen que ofrecer los expertos del
Banco Mundial o de la UNESCO. Miramos hacia afuera en busca de paradigmas
foráneos, sin percatarnos que dentro tenemos las soluciones; por ello es
necesario investigar, estudiar, verificar la validez de las teorías, modelos
educativos que responden a nuestra realidad, elaboradas por grandes maestros
como, en el caso peruano, Enrique Guzmán y Valle, José Carlos Mariátegui, José
Antonio Encinas, Augusto Salazar Bondy y, sobretodo, el gran Amauta Walter
Peñaloza, quien en la década del 50, experimentó con mucho éxito un conjunto de
hipótesis y teorías educativas en la Escuela Normal Superior Enrique Guzmán y
Valle - La Cantuta y sus instituciones antecesoras. Hipótesis y teorías que
después las aplicó a nivel nacional e internacional, con gran éxito.
El problema que hemos investigado sobre el legado y aportes del Amauta Peñaloza Ramella, es importante ya que permitirá develar muchos logros de la educación que fueron planteados por el Amauta y su equipo de profesores.
ZALAZAR BONDY
peruano Augusto Salazar Bondy
(1925-1974) gira en torno a los
problemas de la educación; explicitando los supuestos antropológicos y
axiológicos, así como la comprensión de las condiciones contextuales en que se
sustenta su concepción de la problemática educativa. A través del análisis
ponemos de manifiesto la crítica salazariana
respecto del proceso modernizador dependiente y su propuesta
alternativa.
GERMAN CARO
RIOS
De una gran riqueza espiritual
se nutren las páginas de la historia de la Educación Peruana. Excelsas figuras
han desarrollado con imaginación y creatividad, ideas contestatarias de
renovación como alternativa al viejo sistema educativo de la clase dominante.
Entre ellas distinguimos al maestro Germán CARO RIOS, conductor y uno de
los dignos representante de la segunda generación del socialismo peruano. He
aquí una síntesis de su vida y obra.
EL TRABAJO HACE AL HOMBRE: Bien decía el Amauta que “El destino del hombre es la creación, y el trabajo es creación, vale decir liberación. El hombre se realiza en su trabajo” (JCM-T.02-154). Efectivamente, Germán Caro Ríos, a decir de su hijo Max, “Trabajó de niño en faenas rudas de construcción de la carretera Huaral-Acos, siendo apresado y torturado por la policía de entonces, por defender del maltrato a un esclavo de la Hacienda Huando "El Maleño". He ahí un segmento de la formación inicial del hombre nuevo, templado como el acero.
JOSÉ ANTONIO ENCINAS
Encinas pensaba que no se debía
circunscribir a la escuela al rol de un ente que solo ayuda al individuo a
aprender a leer y escribir, sino que además de cumplir esta función, la escuela
debía asumir un rol que ayudara a mejorar el entorno social del indígena. Este
entorno está estrechamente relacionado a la mejora de las condiciones en que el
indígena practica la labor central de su vida en comunidad, la agricultura. De
esta forma, el nativo sentiría que mediante la educación que le brinda el
sistema educativo, más concretamente las escuelas, él sería capaz de moldear su
propio destino, componente esencial en la vida de cualquier grupo social.
La naturaleza del pensamiento
de Encinas buscaba sin lugar a dudas sentar las bases que hicieran posible un
cambio para un horizonte de tiempo que fuera más allá del inmediato. La
promoción de una reorganización que asignara un rol y papel más activo a la
colectividad indígena, fue un componente fundamental de las reformas educativas
propuestas por Encinas.
La mayoría de las ideas de este
influyente pensador peruano, no se limitaban a avalar el carácter
asistencialista de la mayoría de programas y propuestas estatales, sino que
buscaban hacer del individuo, indígena en este caso, un individuo capaz de asir
el destino en sus propias manos para darle la forma que a él mejor le parezca.
Para conseguir los objetivos de este sistema educativo integrador, sería necesario formar a maestros conscientes, sensibles y perceptivos al respecto del origen étnico social de cada niño, profesores capaces de penetrar en la compleja estructura del pensamiento humano para a partir de esta base, guiar al alumno en su formación educativa. El tipo de escuela que formaría a estos profesores fue conocida como un modelo de escuela social a desarrollar con el objetivo de lograr los cambios esperados.
JOSE
CARLOS MARIATEGUI
La primera contribución es el
método de análisis de la realidad educativa, que vale también para los
siguientes tres ensayos (sobre descentralización, sobre la religión en el Perú,
y sobre el proceso de nuestra literatura). Desde el inicio Mariátegui analiza
la educación usando el materialismo histórico, el método dialéctico
materialista, es decir, el marxismo, marxista como era, “convicto y confeso”,
pero también militante e intelectual consecuente. Por eso traza, en primer
lugar, el proceso histórico de la economía y de la sociedad peruanas, ese hecho
que divide a la historia peruana en dos grandes etapas, esa ruptura entre el
Perú autóctono y el Perú de la conquista y el coloniaje, que no solo es una
ruptura económica, sino social y cultural. Su método nos advierte que la
educación no puede ser analizada al margen de lo económico y lo social, como
pretenden todas las corrientes pedagogistas que hoy por hoy pretenden evaluar
la crisis educativa y sus efectos desde una perspectiva exclusiva de la
superestructura educativa y, lo que es peor, a partir del desempeño de los
maestros. Desde la primera página del ensayo sobre la educación, Mariátegui
señala que el problema está en las raíces mismas de este Perú bajo la
conquista, después de que, en líneas anteriores, indica la presencia de los
elementos extranjeros en un país económica y socialmente dependiente, elementos
extranjeros insuficientemente aclimatados, vale decir, no asimilados sino impuestos,
como fue ayer la reforma educativa del neoconductismo y de la tecnología
educativa sistémica (1970-1975). Esta manera de entender la situación de la
educación peruana nos ha orientado cuando tuvimos que elaborar las tesis
educativas del SUTEP y su plasmación teórica en el Proyecto de Ley General de
Educación y Cultura, documentos de 1992.
La otra contribución se refiere a la alternativa de nueva educación, sobre la que se ha repetido mucho aquella afirmación de Mariátegui de que no se puede comprender la educación sin comprender la estructura económica y, por ende, la estructura social sobre las que se asienta y desarrolla. En ningún momento se plantea aquí que el materialismo histórico está “ordenando” que nos crucemos de brazos mientras se produce esa transformación económica y social, como muchas veces pretenden caricaturizar los sectores conservadores que quisieran que el capitalismo en el Perú solo cambie para que siga siendo capitalismo; o como ciertos radicalismos, que más bien forman parte del materialismo más mecanicista que el del siglo XVIII, han venido señalando que el SUTEP no debiera de perder el tiempo en buscar una nueva alternativa educativa porque “eso no se come”. Mariátegui, cuando señala el papel de los maestros en la búsqueda de una nueva educación, considera que la nueva alternativa debe nutrirse, alimentarse de las aspiraciones democráticas de las mayorías, de sus necesidades genuinas. En tal sentido, esta línea de trabajo fija la orientación democrática de toda propuesta educativa, ligada al derecho a la enseñanza gratuita, un tema muy caro a sus reflexiones y valoraciones. Por eso Mariátegui establece que La República, además, nacía en la miseria. No podía permitirse el lujo de una amplia política educacional. O sea, es imposible que una república atrasada, sumida en profundas desigualdades económicas y sociales, pueda garantizar una educación “de calidad”, como piden hoy los neoliberales. La lucha pedagógica de los maestros se convierte así en un instrumento de crítica del sistema y no solamente de la enseñanza; mejor dicho, la enseñanza, como práctica pedagógica, es parte de de esa lucha por una nueva educación. Tal es el papel de los maestros, cuya capacidad teórica y compromiso práctico deben ser cada vez mejor para el cumplimiento de esa tarea, lo que exige del Estado y de la sociedad el reconocimiento real de esa misión, la garantía práctica de las reivindicaciones magisteriales.
CUADRO COMPARATIVO SOBRE LOS APORTES PEDAGÓGICOS DE JOSE CARLOS MARIÁTEGUI Y SU RELACIÓN CON OTRAS PEDAGOGÍAS
La otra contribución se refiere a la alternativa de nueva educación, sobre la que se ha repetido mucho aquella afirmación de Mariátegui de que no se puede comprender la educación sin comprender la estructura económica y, por ende, la estructura social sobre las que se asienta y desarrolla. En ningún momento se plantea aquí que el materialismo histórico está “ordenando” que nos crucemos de brazos mientras se produce esa transformación económica y social, como muchas veces pretenden caricaturizar los sectores conservadores que quisieran que el capitalismo en el Perú solo cambie para que siga siendo capitalismo; o como ciertos radicalismos, que más bien forman parte del materialismo más mecanicista que el del siglo XVIII, han venido señalando que el SUTEP no debiera de perder el tiempo en buscar una nueva alternativa educativa porque “eso no se come”. Mariátegui, cuando señala el papel de los maestros en la búsqueda de una nueva educación, considera que la nueva alternativa debe nutrirse, alimentarse de las aspiraciones democráticas de las mayorías, de sus necesidades genuinas. En tal sentido, esta línea de trabajo fija la orientación democrática de toda propuesta educativa, ligada al derecho a la enseñanza gratuita, un tema muy caro a sus reflexiones y valoraciones. Por eso Mariátegui establece que La República, además, nacía en la miseria. No podía permitirse el lujo de una amplia política educacional. O sea, es imposible que una república atrasada, sumida en profundas desigualdades económicas y sociales, pueda garantizar una educación “de calidad”, como piden hoy los neoliberales. La lucha pedagógica de los maestros se convierte así en un instrumento de crítica del sistema y no solamente de la enseñanza; mejor dicho, la enseñanza, como práctica pedagógica, es parte de de esa lucha por una nueva educación. Tal es el papel de los maestros, cuya capacidad teórica y compromiso práctico deben ser cada vez mejor para el cumplimiento de esa tarea, lo que exige del Estado y de la sociedad el reconocimiento real de esa misión, la garantía práctica de las reivindicaciones magisteriales.
CUADRO COMPARATIVO SOBRE LOS APORTES PEDAGÓGICOS DE JOSE CARLOS MARIÁTEGUI Y SU RELACIÓN CON OTRAS PEDAGOGÍAS
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